viernes, 1 de mayo de 2009

LEONOR Y EL CUERVO

En un lugar muy lejano, durante una fría noche de invierno,
en su diminuta habitación, la pequeña Leonor dormía.
Sin darse cuenta de que desde la ventana,
un pájaro de oscuro plumaje la observaba…
Tres veces golpeó con su pico sobre el cristal, sacando así de su sueño a la dulce Leonor que lo miró con ternura.

- ¿Quién eres pájaro solitario?
- ¿Por qué me despiertas a estas horas?
- Soy un ave perdida que necesita consejo.
- Que consejo buscas negro pájaro en una niña de siete años.
- Ven a mi lado y déjame entrar.
La niña desconfiada se acercó pero no abrió la ventana.
- que deseas rondador nocturno, por que me molestas.
- Dime hermosa Leonor que te gusta más el sol o la luna.
- Vaya tontería la luna por supuesto.
- Y por que te gusta la luna si no te deja ver las flores ni las mariposas.
- Pues por que en esta habitación se cuela cada noche,
y me acompaña en mis sueños…
- Son tan hermosos tus sueños para que escapes de la hermosa luz del día.
- Si viejo cuervo perdido...En ellos veo anchos valles de hierba verde, con flores de mil colores…
En ellos veo animalitos hermosos que revolotean a mi alrededor,
mientras la suave brisa de la primavera acaricia mi cara.
En ellos todo es radiante y hermoso.
- Me gustaría entrar en uno de tus sueños,
para que juntos jugásemos,
retozando en la hierba y oliendo el suave aroma de las flores
- Tu no podrías entrar…
Eres un pájaro cruel, que interrumpe el sueño de los niños con tonterías.
- Ten compasión de mí, pequeña Leonor,
no soy cruel…
Es que me siento solo en esta fría y triste noche,
y añoro la dulce y hermosa primavera en la que juegas durante tus sueños.
- Pobre pájaro solitario,
ven conmigo acércate al calor de la habitación,
esta noche dormirás a mi lado y juntos soñaremos con valles y primaveras,
pero recuerda mañana has de irte temprano.

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