miércoles, 3 de noviembre de 2010

El laboratorio Cap. 4



La noche cayó lenta e inexorablemente sobre la ciudad y de nuevo los árboles se iluminaron y se encendieron las farolas. La Navidad invadía cada rincón aún a pesar de las desafortunadas circunstancias y aunque sobre la ciudad flotase el siniestro aroma del desastre, ciertas cosas nunca podrán cambiar.
La cena en casa de Dora transcurrió en silencio y sin sobresaltos, parecía que todo el mundo se había quedado mudo de repente. Nadie parecía querer opinar sobre los extraños sucesos acaecidos recientemente. Todos Apuraban cada bocado evitando miradas comprometedoras que empujasen al dialogo. Cuando la cena hubo terminado sus padres y su hermano se retiraron a sus respectivas habitaciones sin decirse una sola palabra, Dora por descontado luchaba por esconder sus miedos e incertidumbres. Poco tardaría todo el mundo en dormirse y ella debería salir a buscar a su amigo armándose de todo el valor que pudiese. Sus deseos no tardaron en hacerse realidad, poco a poco todas las luces se fueron apagando y la oscuridad invadió cada rincón de la casa. Dora esperó un poco antes de saltar por la ventana de su habitación, tenía que asegurarse de que todos dormían o su plan fracasaría sin remedio. Entonces y sólo cuando estuvo segura de que podría salir sin llamar la atención, abrió lentamente la ventana y se asomó con mucho cuidado. Podría saltar sobre el tejadillo del porche pero tenía que hacerlo con ligereza y en silencio o el ruido despertaría a todo el mundo. Dora sacó primero una pierna y luego la otra, apoyando los pies sobre una pequeña cornisa exterior y agarrándose con ambas manos a los extremos de la ventana. Entonces y sin pensárselo demasiado saltó sobre el pequeño tejadillo rodeado de Columnas que cubría la entrada de su casa. La joven tuvo que agarrarse a un farolillo que colgaba de una de las paredes para evitar caerse, pero nuevamente efectuó un ágil salto cayendo con cierta violencia sobre el jardín de su casa. Silenciosa y sin más preámbulos cruzó con rapidez la valla y salió a la calle.
Era una oscura y fría noche invernal. Las calles desiertas parecían observar vigilantes cada paso de nuestra joven protagonista, que de cuando en cuando, lanzaba escrutadoras miradas a su alrededor haciendo evidente el miedo que sentía. Dora caminaba con paso apurado y nervioso mientras comprobaba el interior de su mochila. Una linterna, cerillas, la navaja multiusos de su padre, algo de comida para sus amigos, botiquín y una cuerda. Había pensado en todo. La joven apuró todavía más el paso y abandonó rápidamente la ciudad internándose en el bosque. No tardó demasiado en encontrar el sendero que conducía al viejo laboratorio y comenzó a subir con rapidez montaña arriba.
El bosque que rodea a Malamuerte es basto y muy frondoso, por la noche el viento se cuela entre los árboles cubiertos de nieve creando toda clase de extraños sonidos. Y con frecuencia pueden escucharse a lo lejos Los tristes y a la vez aterradores aullidos de los lobos muy abundantes en este lugar y que comparten su hogar, con gran número de osos y demás alimañas que hacen de este bosque resulte peligroso para cualquier persona. Dora caminaba asustada y nerviosa; a cada paso que se internaba más y más en el bosque su inquietud iba aumentando. De cuando en cuando miraba a su alrededor creyendo escuchar el trepar de algún animal que acechaba cerca de ella. Tardó poco menos de una hora en llegar a la cima deteniéndose justo en frente al lugar que todo Malamuerte temía, “el viejo laboratorio.”

jueves, 2 de septiembre de 2010

El Laboratorio Cap. 5

La luz de la luna resbalaba tenuemente sobre las paredes completamente lisas del gigantesco edificio causando un insólito y siniestro contraste de luces y sombras. Erguida por manos desconocidas y ubicada en medio de ninguna parte, aquella, por lo menos singular construcción parecía albergar terribles deseos para todo aquel que osase adentrarse en su interior. Dora se quedó allí plantada completamente pasmada delante del edificio. Debatiéndose entre el miedo que sentía y la admiración que a la vez suscitaba en ella aquel lugar olvidado de la mano de Dios. Estuvo un buen rato observándolo Intentando estudiar su desusada forma y el carácter complejo y a la vez simplista que sus constructores imprimieron sobre sus paredes. El edificio tenía forma de pirámide escalonada y constaba de tres pisos. El primero era el más ancho de los tres y suponía una perfecta base sobre el que descansaba un segundo piso mucho más alto y estrecho que el anterior. Este último enfilaba hacia un tercero que se erguía apuntado y desafiante. Algo verdaderamente extraño llamó la atención en Dora. Que se acercó con lentitud posando su mano sobre la pared y acariciándola suavemente. Esta parecía lisa vista desde lejos, pero sus constructores habían esculpido sobre ella un universo cíclico e ininteligible de extraños signos que poblaban las paredes repitiéndose constantemente como si formasen un inmenso postulado o una amenaza escondida bajo un arcano idioma ancestral.

Dora rodeó el edificio intentando buscar una puerta o algo similar por donde poder entrar pero para su sorpresa constató que aquel lugar carecía de entrada o al menos esta no era visible. Las cosas se torcían cada vez más y a nuestra amiga se le acababan las opciones y la imaginación. Su ánimo Alcanzaba ahora una tesitura inquietante y la desesperación se volvía insoportable. La joven avanzó unos pasos en dirección al bosque y se sentó sobre una piedra. Entonces la tensión del momento pudo con ella y rompió a llorar. Su triste llanto se mezclaba con el lejano y plañidero aullido de los lobos que sorprendentemente se interrumpió de pronto. Poco tardó en darse cuenta que no habían sido sus lloros lo que había acallado a los feroces animales si no más bien un extraño sonido que retumbaba a lo lejos. Dora dejó de llorar, agudizó momentáneamente su oído y avanzando unos pasos salió nuevamente al camino, observando para su sorpresa que aquel creciente ronroneo provenía ni más ni menos que de un viejo camión que avanzaba a lo lejos montaña arriba. La joven corrió a esconderse tras unos matorrales ya que el vehículo no tardaría mucho en llegar. El frío había entumecido sus músculos y hacía que sus movimientos fuesen torpes y lentos pero aún así logró guarecerse del peligro con cierta audacia y aguardó expectante y algo asustada.

El camión no tardó mucho en llegar pasando justo delante de donde Dora estaba escondida, deteniéndose después delante del Edificio. Transcurrieron unos segundos tan sólo antes de que la inmensa pared posterior del laboratorio comenzase a ascender haciendo un ruido ensordecedor. El gigantesco bloque de piedra se abrió lo suficiente para que el destartalado camión penetrase a través del hueco que había dejado. Dora no vaciló un momento, esta era su oportunidad y la aprovecharía. Avanzó rápidamente en dirección a la parte trasera del camión cubierta tan sólo por una lona gastada y hecha jirones y efectuando un ágil salto, trepó a la parte trasera el mismo con la audacia y la valentía inconscientes de alguien que poco tiene que perder. Una vez en su interior, la joven observó que el vehículo estaba lleno de cajas de madera sin ningún letrero ni inscripción que detallase su contenido o su procedencia. Una incógnita más para una noche en la que el misterio ya se había convertido en una constante y el peligro acechaba en cada esquina. Qué contendrían aquellas misteriosas cajas pensó Dora mientras se agazapaba tras una de ellas para evitar ser descubierta en caso de que alguien destapase la lona. Transcurrieron unos segundos tras los cuales el camión arrancó internándose lentamente en aquel lugar. El vehículo avanzó tan sólo unos metros antes de detenerse completamente. Dora, en su interior temía que poco después tuviese lugar la descarga del camión y entonces la descubrieran por lo que salió rápidamente y se ocultó tras un montón de cajas de madera que se apilaban desordenadamente a un lado del destartalado vehículo. El motor se apagó al fin y dos individuos salieron de su interior.

jueves, 3 de junio de 2010

El Laboratorio Cap. 6




- ¿Qué hacemos Set? Preguntó uno de ellos con un tono cobarde y algo sumiso.
- Deja ahí la mercancía mañana la descargaremos, hoy ya es muy tarde. Respondió el tal Set con severidad.
- Esperemos que la doctora Santos no se entere o tendremos problemas. Asintió el otro mientras ambos se alejaban por un pasillo adyacente.
Quien sería la misteriosa doctora que habían mencionado aquellos hombres se preguntaba Dora, que seguía escondida. La muchacha esperó unos minutos antes de atreverse a salir. Y sólo cuando estuvo segura de que podía hacerlo se levantó y con rapidez exploró cada palmo del lugar. Se encontraba en una especie de muelle de carga en el que viejos e inservibles camiones se mezclaban con otros que aún funcionaban. Las cajas de madera de anteriores transportes se apilaban abundantemente contra las paredes junto con oxidadas piezas de mecánica formando un caótico desorden.
El lugar estaba tenuemente iluminado por una luz roja que dificultaba enormemente la visión, pero aún así, Dora comenzó a caminar lentamente entre los camiones en la misma dirección que habían tomado los dos hombres poco antes. Un largo pasillo ascendente se extendía delante de ella formando una débil curva que impedía ver su final. Dora atemorizada caminaba con suma lentitud con la mirada fija en la parte más alejada del pasillo. La sinuosa curva se fue enderezando levemente y el final del corredor se atisbaba ya pero aún quedaba un buen trecho por el que avanzar y los pasos de la joven eran temerosos y lentos.
Dora entonces comenzó a pensar en lo que había hecho. Analizando metódicamente cada movimiento realizado desde el mismo instante en el que había decidido que subiría a buscar a su amigo. Desde el primer momento no había contado ni tan siquiera con una prueba clara y plausible que la empujase a sacar algún tipo de brillante conclusión final. Realmente ni siquiera estaba segura de si Diábolo se encontraba allí dentro y no por ahí divirtiéndose con sus amigos y gastando una macabra broma a toda la ciudad. Resultaba irrisorio pensar que se había internado en aquel horrible lugar sin ningún tipo de evidencia a la que aferrarse con fuerza en caso de que las dudas la invadiesen, algo que desgraciadamente ya estaba sucediendo. A pesar de todo, la joven siguió adelante demostrando tener un valor encomiable y una gran confianza en si misma.
De pronto un horrible grito de dolor resonó con fuerza por todo el pasillo interrumpiendo el lento ascenso de la chica. Dora, más atemorizada que asombrada, se apoyó contra la pared. Sin duda alguna aquella voz pertenecía a Diábolo. Ahora tenía la ansiada prueba que necesitaba, pero aun así una lágrima resbaló lentamente por su mejilla sonrosada. Sabe Dios a que terrible tortura se estaría enfrentando su amigo, pensó la joven temblando de pies a cabeza. Dora permaneció allí parada un instante pensando. No sabía donde estaba ni que debía hacer, lo único que parecía seguro ahora era que debía continuar adelante, vencer el miedo que la atenazaba y armarse de valor ya que ahora más que nunca su amigo la necesitaba. La joven se separó de la pared situándose en el centro del pasillo, suspiró hondo y continuó su paso lentamente.
La intensa luz roja que iluminaba el pasillo no la dejaba ver claramente el final, por lo que la joven se puso a rebuscar en su mochila y echando mano de una linterna alumbró a lo lejos. La tenue luz que despedía la bombilla de la linterna, apenas valía de mucho pero aún así Dora prosiguió su andadura. Cada abnegado paso que la joven avanzaba en aquel interminable corredor, se convertía instantáneamente en una intensa e indeleble lucha por encontrar una solución adyacente. Algo simple a lo que aferrarse con fuerza, quizá huir y pedir ayuda ahora que conocía la verdad. Retroceder, volver a la ciudad y avisar a la policía y dejar que ellos se encargasen. Pero aquella inefable disyuntiva había dejado de ser válida desde el primer momento en que decidió internarse en aquel lugar. Y ahora estaba completamente sola y por supuesto sin ninguna garantía de salir de una pieza de todo aquello.
Dora volvió a encender su linterna y de nuevo alumbró a lo lejos. Esta vez si lograba distinguirse algo que parecía una puerta. La joven apuró el paso y llegó con extrema rapidez al final del corredor, confirmando que realmente se trataba de una vieja puerta de madera; pero ahora vio algo que antes no pudo. Y es que a cada lado de esta, había otras dos puertas exactamente iguales situadas sobre las paredes laterales. En cada una de ellas colgaban unos pequeños letreros, algo anticuados, sobre los que habían taraceado con maderas de dos colores diferentes el lugar al que conducían. Una llevaba a las celdas otra a los laboratorios y la última, que conducía a las habitaciones del personal. Dora haciendo un rápido análisis de la situación, decidió buscar primero en las celdas ya que ese le parecía el lugar más oportuno para alojar a un prisionero. La joven se situó frente a la puerta y cogió el pomo con fuerza y nerviosismo. Sabía que traspasar aquel umbral podría ser extremadamente peligroso. Ya que desconocía lo que había tras aquella puerta. Podía haber un vigilante; algo que rápidamente daría al traste con sus decididos planes de rescate. La valiente muchacha giró el pomo lentamente y observó que la puerta no estaba cerrada con llave, entonces le dio un suave empujón hasta abrirla tan sólo hasta la mitad del recorrido de la misma. Nuestra joven heroína asomó su cabeza por el hueco que había abierto y comprobó Muy aliviada que el lugar estaba despejado. Otro pasillo se extendía delante de ella, pero este era distinto al anterior. A pesar de estar igualmente iluminado por aquella asfixiante luz roja; era más corto y tenía una particularidad en especial, ya que una serie de habitaciones se extendían a lo largo del corredor sobre la pared de la derecha. La joven podía ver con suma claridad el interior de las mismas debido a que un gran ventanal situado al lado de cada puerta así lo permitía. Mas que unas celdas aquellos pequeños habitáculos simulaban un improvisado y rudimentario hospital. Nuestra joven heroína templó sus nervios y se acercó lentamente a la primera de las celdas. Estaba oscuro pero aún así pudo ver con claridad a través de la gran ventana, que en el interior de aquellas habitaciones había una vieja cama perfectamente colocada y un armario de madera roída, invadido hacía mucho por la carcoma. La pintura de las paredes se caía a trozos al igual que en el pasillo exterior donde ella se encontraba y las manchas que produce la humedad eran perfectamente visibles aun a pesar de la falta de claridad. Un inmenso caos presidía aquel lugar desde lo más profundo de sus entrañas haciéndolo participe del horror intrínseco que emanaba de sus paredes

De pronto un leve gemido llegó débilmente a sus oídos, procedente de la última de las habitaciones. Dora se detuvo de pronto, no estaba sola. La valiente adolescente comenzó a caminar lentamente; sería Diábolo o en su lugar un nuevo horror se descubriría ante ella. Las habitaciones uno dos y tres estaban vacías, pero al llegar a la cuarta su ánimo se quebró repentinamente. Desde la ventana que daba al pasillo Dora pudo ver como la cama que presidía las anteriores habitaciones; estaba ahora rodeada por un biombo de estructura metálica del que colgaba una fina cortinilla. Una extraña sensación de tristeza y de alivio invadió a la joven que se preguntaba si Diábolo se encontraría tras aquella tela o sería uno más de los horrores a los que la muchacha se tendría que enfrentar durante aquella angustiosa noche.
Dora abrió la puerta de la habitación y avanzó lentamente hacia el interior de la misma. Todo su cuerpo temblaba producto de un feroz miedo recurrente que se había desatado en su interior como un huracán. A cada paso se hacía más difícil la continuidad, sus fuerzas la abandonaban en el peor momento; su cuerpo latía salvaje de furia y de miedo, la sangre se agolpaba en sus venas hinchadas por la fuerza de sus puños apretados, y de sus ojos abiertos hasta el exceso, brotaban ya las lágrimas previas al desastre. Con mucha dificultad y más valor Dora logró situarse a un lado de la cama y extendió su mano hacia la cortina abriéndola con sumo cuidado. Lo que vio al apartar la tela la impresionó tanto que le fallaron las fuerzas y tuvo que apoyarse contra la pared para no caer desmayada.

lunes, 3 de mayo de 2010

El Laboratorio Cap. Final



Su amigo Diábolo yacía inmóvil en aquella cama; pero su aspecto era completamente distinto, a duras penas podía reconocerlo. La palidez extrema de su rostro exánime evidenciaba que en las últimas horas había sido brutalmente torturado. El joven había perdido al menos unos veinte kilos. Su rostro radiante y juvenil se había marchitado completamente y se mostraba ahora mustio y avejentado. Sus flacos brazos que sobresalían por encima de las sabanas desembocaban en unas manos huesudas y extremadamente pálidas que se extendían débilmente sobre la cama. La atroz crudeza de aquella pavorosa escena se hizo pronto latente en la joven Dora que rompió a llorar.
- Qué te han hecho. Susurró.

En ese momento los ojos del joven se abrieron repentinamente y en su rostro apergaminado se dibujó una expresión estremecedora.
- ¡Dora estás loca que haces aquí! Masculló con mucha dificultad Diábolo.
- ¿Qué te han hecho? Inquirió Dora entre sollozos.
Diábolo estaba demasiado débil para hablar, sin embargo su pregunta no iba a quedar sin respuesta. Ya que en ese mismo momento Dora escuchó unos pasos que se acercaban lentamente por detrás. La joven se dió la vuelta con rapidez y observó que fuera, en el pasillo, una siniestra anciana de mirada perturbadora los vigilaba atentamente.
- Es un poco difícil sintetizar todo el proceso para que una estúpida niña entrometida como tú pueda comprenderlo. Pero digamos que hemos intentado despertar en tu amigo la fuerza primigenia latente en todo ser humano, dijo la anciana esbozando una hipócrita sonrisa.
- ¿Quién es usted? Preguntó Dora emitiendo un sonoro grito.
- Soy la doctora Uzziella Santos y estoy al cargo de este lugar. Respondió la mujer.
Aquella horrible anciana permaneció allí observándoles en silencio mientras Dora se agarraba con fuerza a la cama donde su joven amigo yacía moribundo. El aspecto de la doctora era verdaderamente aterrador, iba enfundada en un traje de color negro y llevaba el pelo recogido en un moño. Su cara reflejaba el paso de los años con severidad pero aún así sus facciones estaban perfectamente perfiladas, en sus manos huesudas lucía unas uñas puntiagudas y afiladas y con una de ellas sostenía un bastón de madera con una gárgola de plata incrustada en un extremo a modo de asa.


- ¡No se saldrá con la suya! Esclamó Dora entornando los ojos amenazadoramente.
- Pronto comprobarás pequeña que uno no entra en este lugar así como así, respondió la doctora ignorando la inofensiva amenaza e la joven.
- ¿Qué le han hecho a mi amigo? preguntó de nuevo Dora.
- Todo a su tiempo pequeña todo a su tiempo. ¡Atadla a una de las camas! Ordenó levantando la voz.
En ese mismo instante dos hombres entraron en la habitación y la agarraron con fuerza.
- ¡Cobardes! Exclamó indefenso el débil Diábolo desde su cama. Mientras intentaba levantarse para ayudar a su amiga. Pero todos sus esfuerzos fueron en vano ya que al momento las fuerzas le fallaron desplomándose de nuevo. Dora no pudo soportar la presión y acabó desmayándose.
Poco tiempo después la joven abría lentamente los ojos, su entorno permaneció borroso unos instantes hasta que finalmente recobró su total nitidez. Dora yacía en una cama fuertemente atada de pies y manos y a su lado, en otra cama su desgraciado amigo Diábolo la miraba intentando mostrar toda la dulzura que podía.
- ¿Cómo estas? preguntó este a su amiga.
- Aturdida pero bien. ¿Qué te han hecho? preguntó Dora con un brillo de tristeza en su mirada.
Diábolo le contó con cierta dificultad, que la noche en que tuvo lugar el apagón unos individuos irrumpieron silenciosamente en su casa e inyectándole un somnífero se lo llevaron. Cuando se despertó se encontraba conectado a una serie de máquinas que por un lado le succionaban la sangre y por otro le inyectaban un líquido viscoso. El joven recordó con cierto asco la nauseabunda y ominosa experiencia haciendo una leve pausa en la que tragó saliva abundantemente. Estuvo enchufado a aquellas máquinas varias horas hasta que finalmente lo desenchufaron y se lo llevaron a la habitación en la que había permanecido desde entonces. Un guardia le había dicho que habían raptado a varios chicos más pero que no habían sobrevivido al experimento.
De repente Diábolo comenzó a toser fuertemente. Dora lo miraba desde su cama con la mirada encendida por la tristeza y a punto de romper a llorar temiéndose lo peor
- Creo que me queda poco tiempo. Advirtió con extraña resignación Diábolo.
- No digas eso susurró Dora entre sollozos.
Otro fuerte ataque de tos acabó entre estertores con la débil existencia del joven. Dora lloraba histérica mientras luchaba en vano por librarse de sus ataduras para poder incorporarse y ayudar a su amigo. Pero todo fue en vano y contempló como la impía muerte se abalanzaba sobre él, oscureciendo sus ojos para siempre. Aquella situación era insostenible; Diábolo yacía muerto en la cama de al lado y el brote de la locura afloraba ya en la mente de Dora que permanecía ahora completamente aturdida sobre la cama. Entonces una estridente alarma comenzó a resonar por todo el laboratorio mientras unos farolillos que estaban situados en las paredes laterales se encendían y apagaban constantemente. Algo había sucedido si duda.
Dora pudo escuchar como echaban abajo la puerta del pasillo. Y unos pasos se acercaban a la puerta de la habitación desde el exterior. Poco después dos hombres se acercaban a la ventana y comprobaban el interior de la misma. Eran su padre y el señor Rojo el padre de Diábolo. Ambos corrieron a abrir la puerta y entraron con rapidez en la habitación. El señor Rojo no pudo reprimir su llanto al ver a su hijo muerto y cayó desfallecido sobre él, mientras Dora era desatada por su padre.
- ¿Te encuentras bien? Preguntó ansioso el padre de la joven.
- Si. Respondió con cierta sequedad Dora.
- Tenemos que salir de aquí. Advirtió el padre azaroso en su labor.
Una vez liberada, la joven cogió al aturdido señor rojo por un brazo mientras su padre cargaba con Diábolo y todos salieron al pasillo para intentar encontrar la salida.

El entierro de los muchachos fue quizás el momento más duro y difícil al que Dora había tenido que enfrentarse. Sólo comparable con la horrible muerte de su amigo Diábolo ante sus ojos. Dora llevó todo aquello con valor y resignación ya que al menos habían detenido a la perturbada doctora, y sus inhumanos planes se habían ido al traste.


Días más tarde, mientras Dora mantenía una ardorosa conversación sobre lo sucedido con su padre; este le dijo que pronto se dieron cuenta de que faltaba y avisaron a todos los padres de sus amigos. Fue su amiga Cris la que les dijo que habían estado hablando del laboratorio. Entonces el señor Rojo y él subieron a rescatarles mientras los demás alertaban a la policía. Ambos estuvieron lanzando piedras contra las paredes del lugar hasta que estas se abrieron. Luego lograron zafarse de los guardias (también a pedradas) y se adentraron en el lugar para encontrarlos a ella y a Diábolo posteriormente.
La policía averiguaría poco tiempo después en un largo interrogatorio que la doctora Santos pretendía crear un humano perfecto tanto psicológica como físicamente, investigando con jóvenes fuertes y probando en ellos un tratamiento muy agresivo. La doctora había sido una genetista y científica muy respetada antaño pero la locura había hecho mella en su cerebro pervirtiéndola con todo tipo de fantasías y delirios. Su mente genial la había traicionado.

Poesía

A ti es a quien amo,
por ti debo aniquilar el dolor…
Que me consume tu desgarradora ausencia,
que el funesto caminar hacia la muerte,
requiere menos valor que vivir sin tenerte,
supongo que es imposible…
Que jamás acariciaré tu suave piel.
Que jamás besaré tus dulces labios.
Estas tan lejos ahora que te tengo tan cerca.

sábado, 1 de mayo de 2010

Alquimia

Lloraba Theophrastus mientras asesinaba al diminuto hombrecillo
que, indefenso, gritaba de pavor dentro de su frasquito.
- ¡Que horrible aberración antinatura! gritaban los eruditos desde el púlpito, mientras castigaban escandalizados semejantes símbolos paganos.
Nadie quiere lo arcano, la divina justicia persigue lo desconocido, acuchilla al diferente.
Ja ja ja ja se ríe Theophrastus mientras la humanidad agoniza en soledad.
- Os creísteis mejores. - Pero yo he creado vida.
- La vida que ahora aniquilo víctima de la infamia que me corroe por dentro. Inmerso en la locura mas azarosa si cabe que el gesto de vergüenza que ahora perpetro sin piedad.
- Y que me decís de Bacon…
Ni siquiera toda su fe lo libró de la hoguera…
Pero ese fue un castigo humano, no divino, como algunos pensaron entonces.
Llora, llora viejo loco.
Fuiste orgulloso y tus presuntuosas afirmaciones a tu hijo te llevaron a acuchillar.
Víctima inocente aunque brotase en mierda de caballo.

jueves, 22 de abril de 2010

H.P. Lovecraft

Infeliz es aquel a quien sus recuerdos infantiles sólo traen miedo y tristeza. Desgraciado aquel que vuelve la mirada hacia horas solitarias en bastos y lúgubres recintos de cortinados marrones y alucinantes hileras de antiguos volúmenes, o hacia pavorosas vigilias a la sombra de árboles descomunales y grotescos, cargados de enredaderas, que agitan silenciosamente en las alturas sus ramas retorcidas. Tal es lo que los dioses me destinaron... a mí, el aturdido, el frustrado, el estéril, el arruinado; sin embargo, me siento extrañamente satisfecho y me aferro con desesperación a esos recuerdos marchitos cada vez que mi mente amenaza con ir más allá, hacia el otro.
Fragmento incial de "El Extraño", de H.P. Lovecraft.

martes, 20 de abril de 2010

Sherlock Holmes

El Perro de los Baskerville
Estudio en Escarlata

sábado, 27 de marzo de 2010

miércoles, 17 de marzo de 2010

Alejandra Pizarnik


Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.

Francesca Woodman





sábado, 13 de marzo de 2010

Tim Burton/La Melancólica Muerte del Chico Ostra

Palillo y Cerilla
Cabeza de Melón

PALILLO Y CERILLA ENAMORADOS

Palillo quería a Cerilla con un amor muy vehemente. Amaba su delgadez que veía muy ardiente.
Entre Palillo y Cerilla ¿puede arder una pasión? Así fue. Y en un segundo ella lo volvió carbón.


CABEZA DEMELÓN



Había un niño taciturno,de hombre y melón un injerto.tenía el ánimo nocturno por desear tanto estar muerto.
Pero hay que tener cuidado con lo que se desea. Pues él acabó en jalea tras un pisotón bien dado

Billie Holiday - Strange Fruit

'It Might Get Loud' Trailer HD

miércoles, 10 de marzo de 2010

jueves, 25 de febrero de 2010

viernes, 12 de febrero de 2010

Neil Gaiman’s The Graveyard Book

Para oir relato entrar aquí

Dodgem Logic-Alan Moore

1er Nº de la revista underground Dodgem Logic creada por el genial Alan Moore.

domingo, 31 de enero de 2010

Corto





he pasado por Venezia
a visitar a un viejo amigo,
un marinero trotamundos
hijo de una gitana,
siempre que hablamos,
salgo a la calle y veo dos lunas,
allá donde este,
allá donde estés,
tal vez sean tus ojos,
tal vez seamos tu y yo...
Poema de Jose-Bellotas

Poesías

Así, como aquel monje
ante la inmensidad del vacío,
he pasado por tu ausencia ...
un vacío que todo lo llena ...
indefenso ...


no hay distancias, solo ausencia
no hay ausencia, solo distancias


y cada día que pasa,estamos mas juntos que nunca





Casi consigo lograrlo,
pero un mar de nostalgia
acabó por derrotarme

me puede la tristeza y el dolor...
...siento tu mirada en mi pecho

y no puedo mas
que morir un poco.
Aquí dejo unos poemas de Jose-Manchuria. Gracias por dejarme estas pequeñas delicias.

martes, 19 de enero de 2010

David Seymour "CHIM"







Intimo amigo de Robert Capa y Cartier-Bresson con los que fundó en 1947 la agencia Magnum. Seymour es, junto con Capa, uno de los principales retratistas de la guerra civil española. Ilustrando con sus fotografías revistas como Life, que ofrecían una visión muy realista de los horrores de la guerra. Cartier-Bresson dijo de él una vez que "usaba su cámara como un médico su estetoscopio, basándose en el corazón".
Close friend of Robert Capa and Cartier-Bresson founded the Magnum agency in 1947. Seymour is, along with Capa, one of the leading photographers of the Spanish civil war, with his pictures was illustrating magazines like Life, which offered a very realistic view of the horrors of war. Cartier-Bresson once said of him that "he used the camera as a doctor use a stethoscope, basing in the heart".

Crónicas Marcianas-Ray Bradbury


"Renunciaron a empeñarse en destruirlo todo, humillarlo todo. Combinaron religión, arte y ciencia, pues en verdad la ciencia no es más que la investigación de un milagro inexplicable, y el arte, la interpretación de ese milagro. No permitieron que la ciencia aplastara la belleza".



"They gave up to insist destroy it all, humiliate it all. They combined religion, art and science, because science really is just investigating an inexplicable miracle, and art, the interpretation of that miracle.They didn't let science crush beauty".

jueves, 14 de enero de 2010

The Mind Scape of Alan Moore

Más que un documental, es un monólogo donde este genial creador habla sobre su vida y obra.

More than a documentary, is a monologue where this great artist talk about his life and work.

La Lista de los Siete-Mark Frost

Este fantástico relato esta ambientado en el Londres Victoriano y tiene como protagonista a Arthur Conan Doyle. Su autor Mark Frost fue coguionista, junto con David Linch, de la increíble serie de televisión Twin Peaks.
This fantastic story is set in Victorian London and its main character is Arthur Conan Doyle.The author, Mark Frost, was screenwriter along with David Linch of the amazing TV series Twin Peaks.

miércoles, 13 de enero de 2010

Maus-Art Spiegelman




Maus, es un comic creado enteramente por Art Spiegelman, y esta considerado uno de los mejores comics de la historia además de ser si no el único uno de los pocos comics que ha recibido un Pulitzer. Gracias Jose por esta maravilla.
Maus is a comic created entirely by Art Spiegelman. And is considered one of the best comics of history besides being if not the only one of the few comics that has received a pulitzer

viernes, 8 de enero de 2010

PAPILLON


Un libro genial y una gran película. Por cierto; papelón del increíble Steve Mcqueen.