jueves, 3 de marzo de 2011

El Laboratorio Cap. 2


Dora es una muchacha de carácter sencillo y muy responsable, pero de aspecto díscolo y extravagante. Su pelo y su forma de vestir imbuidos quizá por una exaltada imaginación juvenil denotan en ella cierta rebeldía y una desconcertante dualidad parece dirigir todos sus actos. Digamos, que su carácter y su aspecto físico son dos cosas muy distintas. Sus ojos rasgados de ardiente brillo azulado, la pálida y blanca piel de su rostro tan sólo coloreada sutilmente por sus mejillas sonrosadas; la débil y sinuosa finura de sus movimientos, sus uñas lacadas siempre en negro, su furiosa mirada juvenil. En lo más recóndito de su corazón se vivía una constante batalla. Una desaforada y miscelánea lucha interna de una intensidad abrumadora. Pero a pesar de todo y muy en el fondo Dora no deja de ser una muchacha de carácter afable, simple y costumbrista.
La joven, que había estado un buen rato observando desde la puerta, comenzó a caminar con paso tosco y nervioso hacia su pupitre. Mientras avanzaba no pudo evitar fijarse en un pequeño detalle, Diábolo no era el único ausente; también faltaban varios de sus compañeros, algo que inquietó todavía más a la joven. Dora con mano algo temblorosa apartó la silla para poder sentarse, colocando después sus cosas ordenadamente sobre la mesa. Todo aquello era muy extraño, no es muy normal que alguien falte y mucho menos un grupo tan numeroso pensó. La joven se propuso averiguar a toda costa que demonios estaba pasando. Entonces la señora Queen, una de sus profesoras entró en la clase y dejando su gruesa carpeta sobre la mesa lanzó una solemne mirada a toda la clase.
- Anoche hubo un fuerte apagón en la ciudad. Dijo con un tono misterioso y pausado la profesora mientras comenzaba a caminar de un lado a otro mirando de soslayo de vez en cuando.
- Durante el cual, varios de vuestros compañeros se fugaron de sus casas y todavía no han regresado. La profesora hizo Una pequeña pausa y aspiró hondo.
- Os rogaría que si sabéis algo del tema, me lo comuniquéis inmediatamente. Concluyó la señora Queen, a la vez que lanzaba una última y desafiante mirada.
En ese momento la clase fue víctima de un terrible silencio. La luz se había oscurecido de pronto y las paredes se tornaron siniestras con formas acechantes y mórbidas que amenazaban con ceder sobre los indefensos jóvenes devorando sus frágiles mentes con sus más oscuros deseos. La mirada de Dora había cambiado por completo, ahora estaba segura, podía sentirlo, algo terrible había sucedido o al menos estaba a punto de suceder y la profesora lo sospechaba también. La señora Queen se detuvo de pronto y al advertir el mutismo imperante en toda la clase se sentó en su mesa y claudicó emitiendo un suave gruñido de asentimiento. Luego se colocó ligeramente las gafas sobre su pequeña nariz y comenzó a rebuscar en su lista. Los alumnos notaron cierto nerviosismo latente en su profesora a la hora de mover las páginas del diminuto libreto ya que su mano algo temblorosa casi arrancó alguna de ellas. Tan sólo pasaron unos segundos, que a Dora le parecieron horas, pero al fin la señora Qeen Levantó de nuevo la vista dirigiéndose a toda la clase.
- ¡Trunt, Loco, Wolf y Diábolo! Exclamó con fuerza la profesora.
- Estos son los jóvenes desaparecidos. Continuó.
- Si alguno de vosotros conoce su paradero os rogaría encarecidamente que me lo comuniquéis o que os pongáis en contacto con sus padres. Advirtió la señora Queen con cierto tono amenazante en su voz.

2 comentarios:

La Dame Masquée dijo...

Se fugarian, o alguien se los llevó?
Sospechoso lo que ocurre con las luces. Hay algo siniestro en el ambiente.

Esperaremos la continuacion, a ver si vamos averiguando algo.

Buenas noches, monsieur

Bisous

Sir John Carrington dijo...

Como siempre muchas gracias por escribir Dame y sólo espero no defraudarla con la siguiente entrega, Un saludo.